sábado, 2 de marzo de 2013

Amigos del otoño 2012: Laguna Negra I

Como ya viene siendo tradición, el pasado mes de noviembre nos juntamos un grupo de amigos para disfrutar del otoño en todo su esplendor. En esta ocasión Amigos del Otoño, esa organización sin ánimo ni lucro que nació hace varios años, fijó como lugar de reunión la Laguna Negra, en Soria. Nos juntamos diez individuos y debido al mal tiempo durante el fin de semana hubo de todo menos actividad montañera. Aún así lo intentamos. Tampoco faltaron las risas, el vino, el buen ambiente y los mejores alimentos.

La idea era pasar el fin de semana en el refugio de la laguna. Quedamos en dormir allí el viernes para así aprovechar el sábado al máximo. A eso de las doce de la noche nos juntamos en Salas de los Infantes con el coche que venía de Valladolid. Una vez agrupados, nos encaminamos hasta el lugar acordado. Cuando llegamos allí la sección riojana y vizcaina nos esperaba con el refugio calentito.

El ambiente festivo pronto marcó el destino del fin de semana

Despertarse a la mañana siguiente con este panorama fue todo un regalo

Y lo primero que hicimos fue acercarnos a ver la laguna junto a la que habíamos dormido

La expedición a las puertas del refugio pensándose lo de salir a caminar

La mañana se despertó desapacible. No paraba de llover y las nubes lo inundaban todo. Vamos, que era el día menos apropiado para hacer una ruta de montaña. La idea inicial era atacar la cumbre del Pico Urbión. Pero dadas las circunstancias nos lo pensamos muy mucho. No íbamos a ver nada por la niebla y nos íbamos a mojar hasta los huesos. Aún así decidimos hacer un intento. Subiríamos a la parte alta de la laguna y probaríamos suerte. Eso si, no garantizábamos nada.

Parte del grupo se quedó calentando el refugio y haciendo acopio de leña

Un vistazo al entorno boscoso donde pasamos la noche

La ruta se inició junto a la laguna negra, vestida de misterio por las nubes y el día gris

El ambiente místico y también los turistas se iban apoderando del entorno lacustre

Ganando altura en las proximidades de la cascada con la laguna tapada por la niebla

Ir al monte con alguien que conoce la zona siempre facilita las cosas. Y más aún cuando la climatología es tan adversa como la que nos encontramos ese día. Juanillo hizo las veces de anfitrión y nos guió por un sendero marcado que llevaba hasta el Pico Urbión. A partir de aquí, cuando la pasarela de madera se convierte en sendero, comenzamos a ascender casi en soledad. Ya se sabe que los zapatos de tacón no van muy bien con el barro.

Apartados de las manadas de turistas y siguiendo las marcas del sendero

La ascensión se presentó corta pero intensa

Myriam entre farallones, al fondo, de nuevo la laguna oculta en la niebla

Llegando a la zona alta de la laguna y resguardados del agua por el bosque

La ruta nos permitió ver la cascada desde otro punto de vista

El brother posando con la caida y el desnivel al fondo

Juanillo y Asier asomados al abismo, cubierto por la espesa niebla

Después de llegar al mirador nos planteamos seguir un rato más. A pesar de la lluvia todavía no estábamos muy empapados. Así que decidimos seguir ascendiendo. Por suerte, a la media hora lo pensamos un poco mejor y nos dimos la vuelta. Hubiéramos llegado al Urbión, pero no habríamos disfrutado ni de sus vistas ni de su entorno. Más bien hubiéramos sufrido por el mal tiempo.

Juanillo con el resto de expedición encaminándose hacia el Pico Urbión

Caminando por paisajes glaciares hoy declarados Parque Natural

Panorámica del lugar donde pusimos el punto final a la ruta

De regreso al refugio las nubes nos dejaron entrever el entorno

Otra toma más de la Laguna Negra, envuelta entre niebla y agua

Myriam descendiendo por uno de los tramos más llamativos del recorrido

Al final tuvimos recompensa tras la lluvia: poder ver la laguna desde las alturas

Bastante mojados continuamos con la bajada. La verdad es que la ruta que hicimos nos supo a muy poco, pero dadas las circunstancias no quedaba otra. Así que queda pendiente de nuevo la ascensión al Urbión. La jornada continuó cuando llegamos al refugio. Pero esto lo dejaremos para la siguiente entrada. 

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