lunes, 30 de abril de 2012

El techo de Teverga: Ferreirua (1.983 metros)

A mediados de marzo nos acercamos de nuevo a la montaña. En esta ocasión atacamos la cumbre del pico Ferreirua, que con sus 1.983 metros es el punto más alto del concejo de Teverga. Era un domingo soleado, con algo de resaca y con más nieve de lo esperado. La ruta, no demasiado larga, transcurrió sin problemas. Solo tuvimos que salvar el desnivel rompe piernas y disfrutar de las vistas de un cresterío memorable. Eso si, tuvimos que hilar muy fino para superar algunos tramos expuestos y complicados por la nieve y el hielo.

Desde hacía tiempo teníamos ganas de subir esta montaña. Así que más o menos sabíamos que la ruta no nos llevaría mucho tiempo. Ello nos animó a alargar la noche anterior y a comenzar la subida a una hora poco común: la una de la tarde. Aparcamos el coche en el puerto de Ventana y comenzamos a caminar. Al principio estábamos un poco desubicados y nos costó encontrar el camino correcto.

Nada más dejar el coche, comenzamos a ganar altura

El cordal que nos llevaría a la cumbre del Ferreirua, a la derecha

Descendiendo del primer pico de la jornada junto al límite entre Asturias y León

Tanto la distancia como el desnivel hacen del Ferreirua una montaña asequible. Eso si, hay que ir mentalizado para subir y bajar. Para llegar hasta la cumbre se sigue un cordal muy obvio y se ascienden otras dos cumbres. De ahí que muchos la consideren una ascensión rompe piernas. Pero todo esto se olvida gracias a las vistas durante toda la ruta.

Peña Ubiña, a la derecha y los Fontanes durante la ascensión

Superando uno de los mayores repechos, algo más complicado por la nieve

Seguíamos ascendiendo para después descender, al fondo nuestro destino

La nieve, en algunos casos abundante, estaba perfecta para caminar

Myriam asomada al abismo con Babia y la carretera del puerto Ventana a sus pies

La cresta en algunos tramos es estrecha, lo que obliga a extremar la precaución

El desplome es patente a ambos lados del cresterío, a este lado Asturias...

...y por este otro la vertiente leonesa, con una caída similar

Tras un par de horas de caminata ya teníamos el Ferreirua a tiro de piedra

Myriam a punto de superar el tramo final de la cresta

Cumbre del Ferreirua (1.983 metros), al fondo el Cantábrico

Dos horas y media después de empezar a caminar estábamos en la cumbre más alta de Teverga. Desde aquí las vistas son de las que dejan huella. Somiedo, Teverga, buena parte de Babia, Peña Ubiña y un montón de cumbres míticas de esta zona de la cordillera cantábrica. Y si hay suerte se puede hasta ver el mar. Todo un gusto para la vista y el resto de los sentidos. Comer en un restaurante con estas vistas desde luego que no tiene precio.

Al fondo el puerto de la mesa y las montañas de Somiedo

Iniciamos el descenso destrepando de la cumbre principal

La tarde avanzaba tanto como las sombras

Uno de los pasos más expuestos de la ruta, de nuevo cabeza fría y con seguridad

El regreso lo hicimos siguiendo nuestros pasos y disfrutando de las vistas

Y en algunos casos salvamos el desnivel de esta guisa

Uno de los últimos repechos durante la bajada

Y aquí un vistazo a los Fontanes y Peña Ubiña ya cerca de la carretera

El hayedo de Montegrande creciendo pausado bajo la sombra del Ferreirua

La primavera tevergana dando sus primeros signos de vida

Al final llegamos al coche sanos, salvos y sin una pizca de resaca, cosas del monte

Una vez más cerramos la jornada montañera con un buen refrigerio. El día había cundido de lo lindo. Un día de esos que se guardan en la memoria no solo por el buen tiempo. También por la buena compañía y por una buena actividad. Y es que en Teverga ya no podemos subir más alto.


sábado, 28 de abril de 2012

Monsacro: entre la niebla y la magia

A finales del pasado mes de febrero aprovechamos un día de descanso para disfrutar de la montaña. Aquella jornada nos decantamos por conocer el Monsacro, una zona mítica y mística dentro del montañismo asturiano. La ruta, apta para todo el público, es asequible, corta y ofrece numerosas recompensas. Y es que por estos lares hay de todo: desde vistas de impresión hasta lugares históricos sin olvidar los tesoros naturales.

Para conocer esta zona ubicada en el concejo de Morcín y muy próxima a la capital asturiana, optamos por realizar la ascensión desde el núcleo de Los Llanos. Para subir hay varias rutas pero nosotros optamos por esta ya que es considerada la más accesible. El punto final de la recorrido sería el prao de las Capillas. Epicentro de este enclave calizo cuyas cumbres apenas sobrepasan los mil metros de altura.

Salimos de Los Llanos siempre ascendiendo por una pista sin pérdida

El día se presentaba envuelto en una intrigante y densa niebla

Este peculiar viacrucis nos acompañó durante toda la ascensión

La ascensión desde Los Llanos no tiene pérdida. Se sigue una pista que se construyó para instalar una línea de alta tensión que también nos acompaña durante todo el trayecto. En algunos casos el desnivel nos hace sudar. Esta será la única dificultad durante la subida.

La niebla aportó la magia durante toda la jornada

Tan pronto parecía que el día iba a abrir como todo lo contrario

Por momentos estuvimos a punto de dar media vuelta, apenas veíamos nuestros pasos

Habíamos aguantado la niebla durante la subida debido a la escasa dificultad del camino. Pero una vez llegamos a la campa la cosa se complicó. Cada vez era más enigmático seguir el camino y eran constantes las bifurcaciones. Además la niebla era cada vez más intensa. Así que hicimos una parada para descansar y debatir sobre el devenir de la expedición. Cuando estábamos a punto de regresar por donde habíamos llegado, escuchamos las voces de unos montañeros. Esta fue la señal para dar con la capilla románica de La Magdalena.

A escasos metros de la capilla era complicado ver su silueta

La capilla de La Magdalena envuelta entre la niebla

Por momentos la niebla abría y nos permitía observar el entorno

Celebramos haber encontrado la capilla comiendo un bocadillo junto a sus piedras centenarias. Después, como la niebla seguía sin abrir, optamos por regresar. Quedábamos algo frustrados por no haber dado con la otra capilla situada en la zona, la de Santiago. Pero regresábamos con un buen sabor de boca por haber conocido, a pesar de la niebla, una zona repleta de historia. Y es que según se cuenta, aquí se escondieron las reliquias traídas de Jerusalén y que hoy se guardan en Oviedo.

Las siluetas y la niebla animaban a las tomas en blanco y negro

De regreso, la niebla se fue disipando así que intentamos dar con la otra capilla

Si durante toda la jornada el misticismo estuvo muy presente en la ruta, en este momento la magia fue mayor. El día abrió casi por completo y pudimos atisbar, como escondida en la montaña, la capilla de Santiago. Así que en vez de regresar, nos acercamos a este otro templo de planta octogonal.
Al fondo y como queriendo ser invisible, la capilla de Santiago

La magia aumentaba a medida que nos acercábamos al templo

Tras un breve ascenso vimos las dos capillas en una imagen

Como el día se había despejado, nos animamos y continuamos con la ascensión. La idea era ganar altura para gozar de las vistas de esta zona ubicada en el centro de Asturias y muy próxima a la sierra del Aramo. Seguimos un sendero y pronto llegamos al entorno del pico La Fayona. El esfuerzo se vio ampliamente compensado en este punto.

Panorámica hacia el sur con las cumbres nevadas de la cordillera al fondo

La sierra del Aramo con el pico Monsacro a la derecha

Disfrutamos de este universo de roca caliza a vista de pájaro

El desnivel en algunas canales, como en esta, es de vértigo

Sin duda, la mejor foto de esta jornada montañera

La tarde iba avanzando a pasos agigantados. Así que después de disfrutar de las vistas, iniciamos el descenso. Sin quererlo, habíamos disfrutado de las panorámicas de esta zona con un día casi veraniego. Y eso que la jornada se despertó nublada. Como por arte de magia.
Un último vistazo a la capilla de la Magdalena


Y de nuevo la capilla de Santiago "escondida" en la montaña

Siguiendo la línea de alta tensión de camino al coche

Tras el rápido descenso, llegamos al núcleo de Los Llanos

Un núcleo de marcado carácter rural y montañoso

Y con esta tradicional toma, nos despedimos del Monsacro

Como mandan los cánones, cerramos la jornada montañera con una cerveza fresca. Fue la manera de celebrar un día no muy intenso en actividad pero si en disfrute. No solo habíamos conocido esta zona, también nos habíamos empapado de su magia y su misterio. La niebla ayudó, pero la clave fue el lugar.