miércoles, 9 de julio de 2014

De Manchester a Liverpool, la capital Beatle.

Después  de la noche de bienvenida a Manchester nos enfrentábamos a nuestra primera jornada de viaje completa por el norte de Inglaterra. Había que madrugar para aprovechar al máximo nuestra estancia en la zona. La mañana se despertó gris y freca, lo que no fue un impedimento para salir del albergue con las pilas bien cargadas. Pasaríamos el día en la vecina ciudad de Liverpool. Una coqueta urbe conocida por sus equipos de fútbol y por sus grupos de música. Pero la ciudad de los Beatles es mucho más que eso. Todavía conserva huellas de su historia portuaria que le ha valido el título de Patromonio Mundial de la Unesco. Una ciudad que nos encandiló y que conocimos paso a paso en una extensa jornada.

Al principio Pichi se hizo el remolón, como intentando coger fuerzas para la que le íbamos a dar

Una vez desayunamos, abandonamos el albergue, de corte industrial y modernista

Y directos hasta la estación de bus, donde nos encontramos estos peculiares escaladores

 Tras una hora de viaje llegamos risueños a Liverpool, el destino de la jornada

Como viene siendo habitual lo primero que hicimos fue ubicarnos con la ayuda de un cartel que encontramos en la estación. Luego nos dirigimos hasta la oficina de turismo para que nos informaran de los lugares más emblemáticos de la ciudad. Y ya con el mapa en la mano nos pusimos a caminar. El mapa volvería a ser un mero trámite en caso de pérdida. Ya sabéis que el Komando conoce las ciudades que visita improvisando y guiándose por las sensaciones.

Museos y la biblioteca en la zona de William Brown Street, cerca de la estación

A primera vista puede parecer que Liverpool es una de esas ciudades poco interesantes para el turismo más allá de su vinculación con los Beatles. Sin embargo no es así. Es cierto que la zona centro es una amalgama de nuevos edificios que dan cabida a centros comerciales. Pero si uno busca acaba encontrando una ciudad moderna con una interesante historia. En 2008 fue capital europea de la cultura y varias zonas del centro, lo que viene a ser la ciudad mercantil y marítima, fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad. Vamos, que teníamos corte por delante.

Una vez centrados, nos acercamos a la zona del Albert Dock, los almacenes portuarios

 En Liverpool la arquitectura moderna convive con el pasado industrial y mercante

 La fachada marítima de la ciudad, con el museo de Liverpool a la izquierda

La zona del Albert Dock es, sin duda, una de las más interesantes de la ciudad. Constuida a mediados del siglo XIX como almacenes portuarios, ha sido reconvertida hoy en día en galerías de arte y zonas de ocio. A pesar de este cambio todavía se puede intuir lo que sería el frenesí de barcos cargando y descargando en la zona durante la época industrial y del auge del imperio británico. El hecho de que en los amarres haya atracadas naves históricas facilita esta conexión con el pasado de Liverpool.

Allí nos encontramos con unos antiguos coches que hicieron las delicias de la triada

 Peculiares reflejos en un camión de los helados de época

 Los Beatles, omnipresentes en la ciudad y sobretodo en las tiendas de souvenirs

Pero Liverpool no solo es una ciudad de pasado portuario. Es, sobretodo, una ciudad musical. Más allá de gustos, es una gozada caminar por sus calles y por sus tiendas escuchando las canciones más míticas de los escarabajos. Ese ambiente musical le da un plus a esta ciudad que para muchos puede parecer gris y aburrida. Conocer sus lugares más emblemáticos tarareando canciones como "Help" o "Strawberry Fields Forever" es toda una experiencia. Una vez conocida la zona del puerto nos encaminamos hacia la catedral, un edificio que al principio veíamos muy a lo lejos y al que fuimos a dar pasando por la zona menos turística de la ciudad: los polígonos cercanos al rio Mersey.

La Catedral de Liverpool, tan grande que para retratarla me tuve que tirar en el suelo

A pesar de que Fernando no las tenía todas consigo por aquello de entrar en una iglesia, acabamos convenciéndolo para conocer el interior de este templo. De enormes dimensiones, se comenzó a construir en 1904 y se terminó en el año 1978. Su interior, utilizado también para conciertos, goza de una increíble acústica. En ella además se aprecian las distintas épocas y estilos de su construcción.

El altar principal de esta catedral anglicana de roja arenisca

 Detalles ornamentales y escultóricos del templo

 La cúpula central de la Catedral de Liverpool, tan soberbia como inalcanzable

Duke Street, una de la calles con más solera de la ciudad

El ladrillo, todo un clásico en la arquitectura de Liverpool 

 Y una toma más de la peculiar Duke Street, de corte victoriano

La mañana avanzaba y ya nos habíamos metido una buena chaqueta a caminar. El estómago nos pedía alimento, así que buscamos un clásico "Fish and Chips" para reponer fuerzas. Muy lejano quedaba ese desayuno en el albergue y ese perrito que Pichi almorzó al llegar a Liverpool. Por suerte, cerca de la zona donde estábamos encontramos un montón de lugares para comer. Optamos por lo clásico, que para eso estábamos en Inglaterra. De esta manera Fernando ya si que se acabaría de creer que estaba en la Gran Bretaña. Para acompañar las viandas compramos una botella de vino en una tienda próxima.

Esperando felices como perdices a que nos prepararan las viandas

 En el primer banco o similar que vimos, aprovechamos para comer

 Fish, Chips, aros de cebolla y vino internacional para comer

Tras la comida en la calle, parecíamos obreros en la hora del bocadillo entre tanta corbata, nos acercamos hasta la otra catedral de Liverpool, la Metropolitana. Nuestras piernas ya acumulaban los seis u ocho kilómetros. Pero todavía nos quedaba ciudad y cuerda para rato. Menos mal que el mapa que teníamos no contaba con escala. Si no seguro que alguno se llevaba una sorpresa con todo lo que habíamos caminado.

Interior de la moderna Catedral Metropolitana de Liverpool

Iniciada en 1962 y construida en cinco años es otro de los emblemas de la ciudad

 Detalles de los contrafuertes que soportan el peso del templo

 Más que una iglesia, parece un museo de arte moderno enfocado al culto

Tras la visita de rigor continuamos con nuestro paseo por la ciudad. Todavía nos quedaba mucha tela que cortar. Y por suerte el tiempo nos estaba respetando. El día seguía frío, nublado y ventoso. Pero por suerte aún no nos había llovido durante nuestra estancia en Inglaterra. Todo un regalo que había que aprovechar.

Una peculiar y personal visión de Liverpool a la salida de la Catedral Metropolitana

La jornada avanzaba sin tregua. Ya nos habíamos acercado hasta los muelles marítimos y habíamos paseado por la zona comercial de la ciudad. También habíamos visitado los polígonos y las dos catedrales de la ciudad. Pero todavía nos quedaban horas para seguir saboreando esta ciudad que nos estaba dejando un muy buen sabor de boca. Pero esto será otra historia.

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