De buena mañana comenzamos la ruta en el alto de la Farrapona
Superando los primeros desniveles con el lago de la Cueva al fondo
No tardamos en divisar nuestros objetivos: los Picos Albos
Cruzando las vegas de Camayor y buscando el chozo de pastoreo, al fondo
En principio la ruta no entraña dificultad de orientación. Nosotros fuimos siguiendo algún que otro sendero poco marcado y en ocasiones enjitado. La ruta es bastante obvia, si bien nunca está de más llevar un mapa de la zona. Nuestro recorrido particular fue más o menos circular. Es decir, no solo hicimos cumbre, también bordeamos estas esbeltas montañas.
Siempre hacia arriba, ahora con el lago Cerveriz al fondo
Superado el primer collado, las vistas mutan
Lo suyo es subir hasta el collado que hay entre los dos picos y que se aprecia en la foto anterior. Sin embargo nosotros fuimos bordeando el Albo Occidental para así ganar altura. Cuando ya teníamos la cumbre a mano pudimos atacarla directamente. Pero dado la nieve y las horas, el hielo todavía aguantaba, optamos por seguir un sendero y así buscar la cara más soleada de la montaña.
El Albo Occidental y a la derecha el sendero que nosotros tomamos
Ya en la solana subimos sin tregua y con unas vistas de infarto sobre el lago del Valle
Ahora ya no cabía otra: subir a degüello hasta alcanzar la cima
A mayor altitud, mejores vistas: el lago del Valle y todo su valle glaciar a nuestros pies
Superado el fuerte desnivel, llegamos a la cresta. La cima estaba a un paso
Ya en la cumbre occidental, pusimos nuestros ojos en el otro Albo, el oriental
Una vez alcanzada la cumbre nos tomamos un descanso. Desde esta privilegiada atalaya también divisamos por donde debían ir nuestros pasos. Tendríamos que bajar al collado y después volver a subir para alcanzar la otra cima, ligeramente más alta. A pesar de ser dos cumbres muy cercanas sus vistas son muy diferentes.
En el collado abundan las simas, así que en invierno con cuidado...
Por momentos el lugar daba la sensación de ser un desierto nevado
Subiendo hacia el Albo Oriental y disfrutando con las panorámicas
El lago Calabazosa desde la cumbre del Albo Oriental (2.109 metros)
Jugando con las grietas de una cima castigada y quebrada por los fríos extremos
Tras la parada de avituallamiento en la cima, iniciamos el descenso
Por la derecha Albo Oriental, Occidental y Pico Rubio
El regreso al coche nos costó más de lo que pensábamos. Nuestra idea era bordear el Albo Oriental y descender hasta el lago Calabazosa. Sin embargo aquí no encontramos sendero alguno y tuvimos que improvisar con la ayuda del mapa. La bajada fue tan intensa o más que la ascensión. Y muy divertida.
Buscando el mejor camino para bajar al lago
El Albo Oriental visto durante el descenso
Como seguíamos sin dar con el camino de bajada, optamos por esperar a unos montañeros que nos habíamos cruzado en la cima y que también iban a bajar por donde nosotros queríamos. Uno de ellos, al que apodamos cariñosamente como el John Mayall de la montaña, nos fue guiando por veredas hasta que llegamos abajo. En algunos momentos la ruta era vertical y las caídas de varios centenares de metros. Incluso tuvimos la sensación de flotar sobre las masas lacustres de Somiedo.
Momento de reunión: leyendo el terreno para bajar despacito y con buena letra
Myriam observando la impresionante caída hasta el lago Calabazosa
Cada vez más cerca de terreno seguro, intentad buscar al resto de expedición
Último tramo de la bajada, donde Myriam sirve de referencia para ver las dimensiones
Al final llegamos sanos y salvos hasta el lago Cerveriz
Donde hicimos un pequeño descanso
Ahora solo quedaba caminar por la pista y bajar hasta el lago de La Cueva
Las luces de la tarde eran realmente llamativas
Y el lago se mostraba en todo su esplendor
Un último vistazo al valle de Saliencia antes de regresar al coche
Y un pequeño homenaje otoñal ya muy cerca del coche
Sin duda la jornada montañera había merecido mucho la pena. Así que como mandan los cánones, dimos por terminado el día tomando una cerveza bien fresca. Al fin y al cabo nos lo habíamos ganado. No solo por la subida, también por la bajada y por las vistas y por el otoño y por la montaña en general. Un gustazo.
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