jueves, 20 de diciembre de 2012

A Santiago en Bicicleta 1 (San Esteban - Coaña)

El domingo 26 de diciembre iniciamos un viaje cuanto menos peculiar. Montados en nuestras bicicletas partimos hacia Santiago. Independientemente de las creencias en las peregrinaciones, nosotros queríamos probarnos con este medio de transporte. Y también teníamos ganas de hacer este recorrido un tanto alternativo que nos llevó por paisajes de ensueño durante 5 días. Resumiendo: cinco etapas, 370 kilómetros en nuestras piernas, carreteras desérticas y una experiencia para repetir y compartir.

Durante la primera etapa fuimos desde nuestra casa en San Esteban hasta el núcleo de Coaña. En total aquella jornada pedaleamos durante 87 kilómetros siguiendo la línea de costa asturiana en dirección a Galicia. Subimos cinco puertos de quinta categoría y otros dos de cuarta. El desnivel acumulado de subida rondó los 920 metros. Vamos, que para ser el primer día de viaje no estuvo nada mal. Eso si, forzamos la máquina aprovechando nuestra frescura y con la idea de mitigar la dureza de la siguiente etapa.

Saliendo del puerto de San Esteban con la desembocadura del río Nalón al fondo

Parada y foto de rigor en Muros de Nalón, todo listo para la aventura

La ruta más o menos estaba preparada. En todo momento iríamos por carretera, evitando siempre que pudiéramos los viales nacionales y muy transitados. También sabíamos donde podíamos dormir, pero todo iría según la marcha y según nos encontráramos durante el recorrido. Para la primera jornada teníamos pensado dormir antes de llegar a Navia. Pero nos vimos con fuerza y continuamos un poco más. Además nuestras bicicletas, bautizadas como Jimena e Isina antes de partir, iban respondiendo sin problemas.

Mirador en las proximidades de la playa de San Pedro, en Cudillero

Una de las imágenes más repetidas durante toda la peregrinación

Al principio llevaba la cámara colgada del manillar y tomaba fotos cuando paraba. Pero no tardé mucho en cambiar la ubicación de la misma. Pronto me colgué la cámara sin funda en el cuello y aprovechaba para tirar fotos mientras pedaleaba. De ahí que muchas de las tomas de este viaje no sean muy allá en cuanto a encuadre y mediciones. Y de ahí también que la carretera sea lo que más se repita. Al fin y al cabo fue lo que más hubo durante esta expedición.

Circulando fresquitos, de buena mañana y sin apenas tráfico por el concejo de Cudillero

Foto de pelotón con las caras tan frescas como nuestras piernas, en ese momento, claro

Poco a poco el calor y las subidas comenzaban a hacer mella en la expedición

Cartelería publicitaria en las proximidades de Queruas, en el concejo de Valdés

La playa de Cueva vista desde la carretera tras una pequeña ascensión

El pueblo de Cueva con la desembocadura del río del Esva al fondo

Llegar a Luarca en bicicleta y de un tirón fue toda una satisfacción para nosotros

Un pequeño descanso con caña y pincho de tortilla antes de continuar con la ruta

Reanudar la marcha tras la parada se hacía duro y más si había cuestas de por medio

Arquitectura tradicional en las proximidades de Otur, Valdés

La jornada avanzaba y los kilómetros seguían cayendo. Pasamos por el albergue de Piñera, en Navia. Pero optamos por continuar la marcha. Las piernas aguantaban y todavía teníamos unas cuantas horas de luz por delante. Además, según las previsiones, la etapa siguiente iba a ser dura y montañosa. Así que preferimos rodar más y así quitar kilómetros a la que de todas todas iba a ser la etapa reina. Navia estaba a un paso.

Detalle modernista en Navia, donde hicimos una pequeña parada

Una vez llegamos a Navia abandonamos el camino del norte y la antigua nacional que durante casi todo el día habíamos seguido. La idea era llegar a los Oscos y desde allí a Fonsagrada, donde entroncaríamos con el camino primitivo. Pero en esos momentos lo que importaba no era la ruta, si no encontrar un lugar en el que dormir. Nos dirigimos a Coaña, donde creíamos que había un albergue municipal.

Ascendiendo a Coaña, ahora si que las piernas notaban el cansancio

Llegamos a Coaña exhaustos, con ganas de descansar y sin lugar para dormir

No tardamos en descubrir que el albergue de Coaña estaba cerrado. Así que tuvimos que buscar una alternativa. Con el sudor adherido al cuerpo buscamos a lugareños para que nos informasen de algún lugar en el que pasar la noche. Una opción era seguir ruta hasta Serandinas, donde sabíamos de un albergue. Pero esoo exigía unos 20 kilómetros más, la mayoría de ellos en ascenso. Hubiéramos llegado, pero muy tocados por el cansancio. Así que optamos por la segunda solución: preguntar en una casa de aldea por una habitación para una noche.

La habitación en la que pasamos la noche, todo un lujo con el que no contábamos

Dormir en la casa de aldea "A Retoral" de Coaña nos trastocó un poco el presupuesto. Pero era eso, dormir en la calle o sufrir para llegar a Serandinas. Eso si, la dueña, que también fue peregrina en su día, se portó muy bien con nosotros. Nos dio de desayunar y nos dejó la noche a mitad de precio. Todo un detalle por su parte que nosotros agradecimos enormemente.

Unas sidras para dar por terminada la primera etapa de este viaje en bicicleta a Santiago

Cenamos durante el ocaso y luego fuimos a descansar: al día siguiente tocaba madrugar

Ni que decir tiene que aquella noche dormimos de un tirón. Y lo hicimos muy satisfechos con nuestro avance. Ni en los mejores sueños pensábamos que llegaríamos a Coaña desde San Esteban pedaleando. Sin duda, recorrer casi noventa kilómetros el primer día fue un importante soplo de motivación. Santiago de Compostela estaba un poco más cerca.

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