sábado, 18 de enero de 2014

Crónica de una tormenta en Formentor (Mallorca)

Tras en pequeño parón de este último mes, volvemos a la carga. Y continuamos donde lo habíamos dejado. Aquel intenso 29 de septiembre habíamos despertado en el Puerto de Soller (Mallorca) y habíamos realizado una de las rutas más espectaculares de la isla: el torrent de Pareis. Pero todavía nos quedaba tiempo para seguir explorando nuestro destino de aquellas vacaciones. La tarde noche de esa jornada la pasaríamos entre el puerto de Pollença y el cabo de Formentor, donde finalmente pernoctaríamos.

Las predicciones de tormenta se cumplieron. De camino al puerto de Pollença ya nos cayó una buena chaparrada. Una vez en destino aprovechamos una pequeña tregua meteorológica para dar un paseo por las aguas de la bahía de Pollença, al norte de la isla. Si habíamos recorrido la sierra de tramontana de este a oeste, qué mejor manera que acabar este tramo del viaje en este lugar.

Myriam catando la temperatura del agua en la bahía de Pollença

Había ganas de baño, pero las nubes de tormenta nos echaron para atrás

Barruntaba tempestad y nosotros sin tener claro donde pasar la noche

Como era de esperar los presagios no tardaron en cumplirse llenando de gotas la luna del coche

Una breve parada para conseguir provisiones para la cena y el desayuno

En el puerto de Pollença dimos con un pequeño supermercado que nos sirvió para comprar algo de comida. Aprovechamos que teníamos el coche aparcado para parar a tomar un vino y de paso consensuar por dónde continuaríamos. Estaba claro que no teníamos muchas horas de luz y que había que buscar un lugar para pasar la noche. Miramos el mapa y vimos que no muy lejos se encontraba la península y el cabo de Formentor. Y que se encontraba justamente hacia donde avanzaban las tormentas. Decidido, nos acercaríamos hasta allí y si el lugar nos gustaba quedaríamos a dormir. El recorrido por la estrecha y serpenteante carretera fue mágico. Más aún con una noche cerrada solamente iluminada por los rayos.

Tras las últimas curvas de la carretera llegamos al Cabo Formentor

Desde aquella magnífica atalaya disfrutamos de la tormenta en el mar, un espectáculo único

A pesar de la oscuridad, la gran cantidad de rayos nos alumbraba sin descanso 

Disfrutando del poder eléctrico y sonoro de la naturaleza

Otra toma más de la tormenta, ahora con un flashazo de relleno

El último coche que había en el faro dejándonos este lugar idílico para nosotros solos

Lo cierto es que estábamos más que contentos con nuestra elección. El cabo Formentor nos estaba pareciendo un lugar magnifico. Además, cuando se marchó el último coche del lugar pudimos disfrutar de esta zona en completa soledad. El silencio solo estaba roto por los truenos. Preparamos la cena entre las luces del faro y de la tormenta y adecuamos el coche para dormir. Eso si, antes de acostarnos me entretuve un rato jugando con las luces. Me encantan las tormentas y no me dejan dormir. Prefiero fotografiarlas.

El faro del cabo Formentor durante una noche plagada de luces tormentosas

Al estar tan expuesto, las panorámicas del Mediterráneo son sublimes y amplias

Los rayos no paraban de aparecer a uno y otro lado, a una distancia prudencial

A veces la toma se centraba en los paisajes costeros y en ella se colaba un rayo

Preparando la habitación para pasar la noche con vistas al noreste de Mallorca

Apurando los últimos rayos de la noche antes de acostarnos

Y la última foto. Tras un largo y ajetreado día, nuestro cuerpo nos pedía descansar

A lo largo de la noche la tormenta se fue alejando. Así que dormimos a pierna suelta. La mañana siguiente se despertó nublada y lluviosa. Por lo que tuvimos que organizar la jornada en base a estas condiciones. Pero esto será otra historia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario