viernes, 18 de enero de 2013

A Santiago en bicicleta 3 (San Martín de Oscos - O Cádavo)

Después de superar la etapa reina del viaje a Santiago en bici, llegaba la tercera etapa. Se podría decir que esta etapa era clave. No tanto en lo físico sino más bien en lo mental. Superar esta jornada suponía haber llegado a la mitad de la travesía. Algo que sin duda nos daría ánimos y fuerzas. Pero primero habría que pedalear largo y duro para conseguir este hito. Y el cansancio se acumulaba y los kilómetros también. Eso si, tras esta etapa, estaríamos más cerca de Santiago que de San Esteban, nuestro punto de partida.

La tercera etapa del viaje volvió a ser exigente. Completamos un total de 69 kilómetros y subimos siete puertos: cuatro de quinta categoría, uno de cuarta, otro de tercera y uno más de segunda. Acumulamos una ascensión de 1.100 metros de desnivel. Vamos, una jornada completita que además nos sirvió para entrar en la provincia de Lugo.

Partimos de la casa de Marcelino en San Paio (San Martín de Oscos)

Rodando por carreteras locales hasta San Martín de Oscos, capital del concejo

Allí el pelotón creció con la compañía de un amigo de Marcelino

La jornada se despertaba nubosa y gris pero agradable para el pedaleo

Aquella jornada partimos de San Martín de Oscos, en el límite suroccidental de Asturias, y llegamos a O Cádabo, en el concejo lucense de Baleira. La primera parte del recorrido la hicimos acompañados y nos llevó hasta el enlace con el Camino de Santiago primitivo cerca de Fonsagrada. A partir de ese punto continuamos viaje solos por carreteras lucenses siempre ondulantes y escasamente cargadas de tráfico. No volveríamos a abandonar el trazado primitivo hasta la siguiente jornada.

La frondosidad del bosque de los Oscos nos atrapaba por momentos

Y los abedules salían a nuestro paso como queriéndonos dar ánimos para continuar

Con los dos primeros puertos del día ascendidos, divisamos al fondo Santa Eulalia de Oscos

En Santa Eulalia hicimos una pequeña parada para sellar las credenciales en el Ayuntamiento. Después seguimos en descenso para buscar una carretera inaugurada recientemente y que reduce el tiempo de viaje entre este concejo y el vecino de A Fonsagrada, ya en Lugo. Una vez junto al cauce del río solo nos quedaban algo más de seis kilómetros de subida (el puerto de segunda de esta etapa) para cambiar de provincia y de comunidad.

El pelotón durante las primeras rampas de la ascensión

Y tras el esfuerzo llegó la recompensa: entrábamos en Galicia a golpe de pedal

La altura a la que rodábamos nos regalaba estas panorámicas casi aéreas de la zona

Tras una jornada fuera del Camino, el Komando Gorteak volvía a su senda, esta vez la primitiva

La fuerte subida hasta Fonsagrada, otro hito en esta tercera jornada de viaje en bicicleta

Cruceiros y balconadas: sin duda estábamos en Galicia

Así que lo celebramos como mandan lo cánones, caña y tapa

Llegar a Fonsagrada fue toda una satisfacción. Era algo que nos daba fuerzas para continuar la marcha. Por un lado ya estábamos en Galicia y Santiago cada vez estaba más cerca. Y por otro habíamos superado el ecuador del viaje y también de la jornada. Ya habíamos recorrido 40 kilómetros ese día. Eso sí, aún nos quedaban otros treinta que nos hicieron sudar. En principio, según nos había comentado Marcelino, después de Fonsagrada nos quedaba subir dos puertos sin apenas importancia. Realmente las subidas fueron mayores de las esperadas. Y es que el cansancio, los kilómetros y las ascensiones se acumulaban en el cuerpo. Fue un final de jornada donde la cabeza pedaleó tanto o más que las piernas.

Dejando atrás A Fonsagrada y atacando una de las constantes subiditas 

 Un puerto más para nuestras piernas y otro menos para el final de etapa

El esfuerzo nos era recompensado en forma de paisajes bucólicos

A vueltas con la pizarra, una seña característica de estos lares

Una parada en Paradavella: tomando aliento para las últimas subidas

Al final tuvimos suerte y el día no solo aguantó en lo climatológico, sino que mejoró 

Myriam, al fondo, atacando el último puerto, una vez arriba solo quedaba bajar hasta meta

No nos lo podíamos creer: los repechos no cesaban y la meta no llegaba

Hórreo con techumbre vegetal en la provincia de Lugo

Y por fin llegamos a meta: Albergue de O Cadavo

Llegamos al albergue a eso de las cinco de la tarde. Pero tuvimos que esperar hasta las siete para saber si llegaba algún peregrino más y podíamos ocupar dos camas (los caminantes tienen preferencia sobre los ciclistas). Así que hicimos tiempo tomando unas cañas por el pueblo que nos supieron a gloria. Una vez nos instalamos en el albergue, nos duchamos y descansamos aprovechando los últimos rayos de sol del día.

Haciendo balance de la jornada en las puertas del albergue de O Cádavo

Tras la ducha fuimos a cenar y sobre las diez y media de la noche nos acostamos, no sin antes charlar amigablemente con el resto de peregrinos. Caímos rendidos después de la larga jornada. Eso sí, estábamos muy contentos por haber superado una etapa clave. Estaba claro que todavía nos quedaba trecho para llegar a Santiago. Pero se podría decir que lo más duro estaba superado. Ahora solo quedaba aguantar el tipo y seguir pedaleando para llegar a una meta que cada vez estaba más al alcance de la mano. Al día siguiente ya dormiríamos en la provincia de A Coruña.

No hay comentarios:

Publicar un comentario