sábado, 17 de marzo de 2012

25 aniversario de Irola Irratia



El pasado 4 de febrero me dejé caer por Bilbao para participar en la celebración de los 25 años de Irola Irratia. La cita no sólo fue una fiesta. También fue un reencuentro de mucha gente que participó, a su manera, en la historia de esta radio libre que es todo un referente en el barrio de Irola y en otras zonas bilbainas. Al final conseguimos juntarnos cerca de noventa personas. Y el día, muy intenso en todos los sentidos, tuvo de todo. Poteo, comida, reinauguración del nuevo estudio y fiesta nocturna.

A pesar del día invernal - en Bilbao todo lo que caía del cielo era nieve aunque no cuajase- la acogida fue calurosa. Desde Asturias llegamos Illán y el que suscribe. Otro grupo vino desde Madrid y hasta hubo quien voló desde Vigo para no faltar a la cita. A parte de despedir al hermano Manuel antes de su viaje a México, era un momento único de recordar viejas vivencias y reencontrarnos con una radio y unas personas que supusieron mucho en una determinada parte de nuestra vida.

Foto de familia de los participantes en encuentro - aniversario

Tras la comida llegó el momento de reinagurar las instalaciones de la Irola. Se quiso aprovechar el aniversario para poner en marcha el nuevo estudio de la radio. Partimos y comimos la tarta y aprovechamos para recordar aquellos momentos intensos de radio comprometida que vivimos hace años. Parecía que no había pasado el tiempo. Como si no hubiésemos abandonado el estudio...

Inauguración del nuevo estudio de la Irola Irratia

El momento histórico, visto desde el otro lado del cristal

Emisión del relevo generacional para celebrar los 25 años

Parrilla de programación de Irola Irratia, en el 107.5 o en internet

Rober y David, que trabajaron y pelearon mucho por la radio

Jugando con las luces del estudio de la Irola, cuantas horas y recuerdos...

Illán junto al logotipo distintivo de la radio libre de Irala

Las dependencias de la radio completamente llenas de gente

Una toma más de la fiesta que vivimos aquella jornada

Volver a Irola significó recordar muy buenos momentos de radio. Pero también supuso volver a reencontrarse de lleno con palabras y actitudes como libertad de expresión, compromiso, lucha, autogestión, solidaridad o igualdad. Todo un lujo, vamos.

La parroquia atenta al la emisión en vivo y en directo

Ekaitz participando en la tertulia de las promesas y el futuro de la radio

Juanillo, que solicitó efusivamente ver las fotos del día, brindando por la Irola

Ekaitz, sonriente, a los mandos del programa conmemorativo

El hermano Manuel, participando en un programa que nunca se emitió

Estábamos tan felices con el reencuentro con la radio y con los compañeros y amigos que nos dió por hacer un programa alternativo al que se estaba emitiendo. Sabíamos que ni estaba siendo grabado ni nadie lo escucharía fuera del estudio. Aun así fue algo muy divertido. Y tras un largo rato de tertulias, surrealismo y anécdotas varias, salimos al aire.

Iosu y el resto de la tropa a través del cristal del estudio

Los integrantes de Qué verde era mi valle con las futuras promesas

Fue muy grato comprobar que la radio tiene relevo y futuro

Cruce de generaciones, otro regalo de los 25 años de Irola Irratia

El nuevo estudio de la Irola tras la fiesta de reinauguración

Un toque creativo a la sesión de fotos de aquella tarde

Momento muy emotivo: entrevista a la Sociedad Imaginaria

Como no podía ser de otra manera, durante el programa hubo una referencia directa a la Sociead Imaginaria, el espacio radiofónico que nos unió y aún nos une a un buen grupo de amigos. En el recuerdo de todos estuvo Javy. Y por supuesto, hablamos de la masturbación femenina...

Entrevista para la televisión en el baño de la radio

 Manu saliendo feliz de lo locales de la radio, como si el tiempo no hubiese pasado

Y una última foto de las instalaciones de la radio

La jornada radiofónica terminó en este punto. Pero la fiesta conmemorativa continuó por la noche. Disfrutamos de las amistades, del reencuentro, de la libertad de expresión y de la música en directo. Vamos una jornada que se nos hizo corta pero que perdurará mucho tiempo en nuestras memorias. Grandioso.

martes, 13 de marzo de 2012

Con los hermanos por el Hayedo de Ciñera (León)

A finales del pasado mes de enero aprovechamos un domingo de descanso para hacer una pequeña excursión por el faedo de Ciñera, un hayedo considerado como uno de los mejor conservados de España. A la cita no solo acudió el Komando Gorteak. Gozamos con la compañía de mis hermanos Alberto y Vero y de Juan, el novio de mi hermana. Así que la excursión tuvo un doble valor. Por un lado la siempre agradecida salida al monte. Y por otro, una quedada familiar que por primera vez tenía lugar en plena naturaleza. A ver si cunde el ejemplo y repetimos pronto.

La elección de este enclave leonés no fue casual. Se trataba de un punto situado a medio camino para ambos grupos. Además, es una excursión fácil y muy apta para todos los públicos. Era una de las primeras veces que quedábamos con los hermanos en el monte y no era plan de forzar la máquina. Además, dado lo avanzado del invierno, era una opción asequible y sin apenas peligro. Así que a ello fuimos. A las diez de la mañana estábamos dispuestos a comenzar esta ruta.

Alberto dando media vuelta ante el primer imprevisto

Encaminándonos hacia el hayedo, situado a escaso kilómetros de Ciñera

Aquel domingo se celebraba en este pueblo leonés una carrera de cross. Esto nos obligó a cambiar el recorrido previsto. En vez de utilizar la senda marcada desde Ciñera, tuvimos que buscar un camino alternativo que sin apenas dificultades y con algo más de desnivel nos llevó hasta las puertas de este coqueto hayedo que ya conocíamos de una visita anterior.

Pronto aparecieron las plantas vestidas de invierno

Y sin pensarlo dos veces cruzamos el puente camino al hayedo

Tampoco tardaron en aparecer los reflejos, un clásico de este blog

Las texturas invernales llamaban la atención

Una toma más amplia del hayedo, también vestido de blanco

A pesar del frío, algunas hojas se resistían a caer de los árboles

Myriam y Juan disfrutando de una naturaleza plena

El hielo también quiso ser protagonista en la excursión

Tras el paseo inicial, cruzamos este pequeño desfiladero

Allí las formas y texturas volvieron a aparecer con más fuerza

Una toma en blanco y negro de la subida que iniciamos tras el hayedo

La hermana en uno de sus múltiples posados

Vero se defendió como una auténtica montañera

Y Alberto también subió como mandan los cánones, sin rechistar

En este punto tuvimos que variar el recorrido previsto. En un principio teníamos pensado hacer una ruta circular por la zona, pero dado el estado de la montaña preferimos no arriesgar. La zona estaba nevada, helada y bastante resbaladiza. Nos encontramos un par de pasos comprometidos y optamos por dar la vuelta. Íbamos con unos primerizos en la montaña y no era plan de hacer el tonto. Ya se sabe que una caída o un accidente en estos lares no es broma. Así que primó la seguridad. Todos nos dimos la vuelta por donde habíamos venido, pero Juan y yo, como auténticas cabras criadas en Montemayor de Pililla, optamos por subir por un pequeño sendero y así ganar altura. Ello nos permitió gozar de unas vistas de infarto de la zona y del resto de la expedición.

El desfiladero con el hayedo al fondo

Tras la breve ascensión bajamos de nuevo al fondo del valle. Allí nos reunimos con el resto del grupo y buscamos un lugar apropiado para hacer un pequeño descanso. Como en el sombrío hayedo hacía frió, nos fuimos a la zona soleada, donde dimos buena cuenta de unas ricas viandas.

Con hermanos como estos, como para no gustarte el vino

Tras el descanso con aperitivo regresamos a la magia del hayedo

Aquella mañana el lugar estaba repleto de visitantes, que a veces parecían extraterrestres

A parte del gentío, el faedo se mostraba encantador y apetecible

Los hermanos junto a uno de los ejemplares más grandes del bosque

Para conocer un poco más de cerca este hayedo, optamos por ganar altura. Para ello tuvimos que salvar un importante desnivel que a más de uno le dejó unas marcadas agujetas. Los más avezados se fueron por la parte más dura. Yo me fui con mi hermana por una zona más apropiada. Eso si, la bajada la hizo sentada.

Vero ganando altura y abriéndose paso entre los árboles

Con una naturaleza como esta no es difícil jugar a las formas

Solo había que estar atento y mirar con los ojos bien abiertos

El brother en lo alto, como si fuera el rey de la montaña

Y aquí Alberto destrepando lo ascendido: Despacito, concentrado y con buena letra

Una muestra de excelente conservación del bosque: ejemplares jóvenes y longevos

El faedo de Ciñera, un lugar mágico y altamente recomendable

Una toma más del bosque, esta vez a pie de río

Y es que el día estaba para disfrutar de la naturaleza

El recorrido y la subida por el hayedo nos abrieron el apetito. Así que buscamos un lugar recogido en el que comer y reponer fuerzas. Después de una sobremesa en la que sólo faltó el café, dimos un último paseo por la zona. Fue el punto y final a una jornada breve pero intensa de montaña en familia.
Una última toma del bosque, ahora convertido en robledal

La foto final, regresando a Ciñera por el recorrido de la carrera de cross

Cuando llegamos a Ciñera aún tuvimos tiempo para cambiarnos y tomarlos la reglamentaria cerveza. La jornada había merecido mucho la pena. No solo por el paseo y por los paisajes observados. También por el reencuentro con los hermanos. Ahora que ya saben como se las gasta el Komando Gorteak en el monte, ya solo queda buscar otra fecha para ir aumentando la dificultad. Ahí queda.

Tras la despedida, emprendimos viaje de vuelta. Unos se fueron para Valladolid y otros para Asturias. Ellos llegaron pronto a casa. Mientras tanto nosotros nos hicimos de rogar un poco. Hicimos una parada técnica en Mieres. Allí degustamos unas sidras para completar la jornada dominical.
En Mieres pusimos punto y final a la excursión

Lo dicho, que fue todo un placer compartir la jornada de hayedo con los hermanos. Ahora solo espero que pongan fecha para repetir. Eso si, ya no daremos un paseo cómodo y apropiado para todos los públicos. La próxima excursión será un poco más complicada y entretenida...